Hace un par de años una querida amiga terapeuta me dijo una reflexión bien chila sobre el tema de ayudar “para que la ayuda exista tiene que ser pedida, si no te la pidieron no es ayuda”.
Puede sonar simple, pero yo toda la vida he tenido cierta fijación por ayudar o andar viendo a quién puedo echarle la mano aún cuando yo no ando bien y no lo digo presumiendo, al contrario, es algo que he estado trabajando porque me ha llevado a situaciones raras.
Muchas veces cuando tu ayudas, y no te lo están pidiendo, proviene de lugares no tan honestos.
Una ayuda innecesaria se convierte en una limitación. Hasta para “ayudar” tiene su chiste jeje.
No hablo de lo económico nada más, principalmente me refiero a lo emocional.
Para dar tenemos que estar dispuestos a recibir, es la única forma de no quedarnos vacíos.
Y para recibir hay que abrir las puertas a todas las posibilidades de la vida, a entender que la sintonía del amor, como energía vital, es interminable. Ahí está la fuente de energía que necesitamos, venimos del amor y nacimos en positivo, cualquier otra cosa que llegue puede venir de visita y quedarse por un rato, pero lo tienes que mandar de regreso a su casa.
Qué chulada la vida plebes, a seguir aprendiendo y disfrutando.
Venimos a pasarla bien.