La magia de comunicar.

La semana pasada asistí a un funeral de un familiar cercano, tenía rato sin asistir a uno.

Mi familia es católica tradicional, estuve por la tarde en la funeraria por varias horas, al día siguiente fui a la misa y después nos fuimos los familiares cercanos al entierro en el panteón.

Como ya todos lo hemos vivido, son momentos dolorosos y normalmente de reflexión, pero sucedió algo muy interesante.

Una prima muy inteligente y querida, al momento ya de proceder literalmente al entierro estando todos presentes, llega con una hielera llena de cervezas Pacífico, (Mi tío le encantaba esa cerveza, siempre fue un bohemio y un gran anfitrión en las reuniones familiares).

Mi prima pide la palabra, nos da una cerveza a cada uno de los que estábamos en la ceremonia y empieza a decir unas palabras muy bellas hablando sobre las cualidades de mi tío y algunas anécdotas divertidas e inolvidables que todos recordábamos. Después decidió invitar al que gustara a platicar algún recuerdo bonito de el y salieron un par de bellas historias más.

De repente empezo a suceder la magia. Todos estábamos invadidos por anhelo y tristeza pero al comunicar el mensaje y las historias, ese sentimiento se empezó a convertir en sonrisa, alegría y lágrimas no necesariamente tristes, sino con un matiz de orgullo de haber tenido a un personaje de esta altura en la familia, y un poco de paz interior.

En un brindis con la cerveza apuntando al cielo y en unisono la palabra “salud”, todos dimos un trago grande a la cerveza y sonreímos por primera vez desde que mi tío partió.

Ese momento triste (que claro sigue siendo y más a nucleo familiar), se logró convertir realmente en una celebración. Fue algo muy muy emotivo y especial.

De regreso a casa venía sensible y con un sentir muy peculiar de lo que acababa de vivir, y de ahí nació en mis planes comunicar esto que pasó y la idea de tratar de hacer este tipo de cosas pero en vida, que cada uno de nosotros en algunas reuniones tengamos el valor de hablar sobre alguien presente, no tiene que ser el festejado, haber logrado algo o su cumple…Simplemente comunicar las cosas buenas que sabemos que tiene o que hemos vivido con él/ella e invitar a los demás a que lo hagan. De verdad, el poder de las palabras es increíble y creo que no les sacamos todo el provecho que pudiéramos.

La vida completa es una celebración, hay que felicitarnos la mayor cantidad de veces posibles.

Cuando haga esta primer reunión les platicaré como me fue. En mi mente se llamará “Chulada la vida” jeje pero pues a ver como sale, (No es broma) jaj

  1. Las palabras siempre sanan, pero cuando está el receptor presente se multiplican energéticamente y se vuelven inolvidables.

¡Ánimo!

Chiner

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